Archivo por meses: mayo 2005

La dura realidad indígena actual y la grandeza de su civilización antigua: Palenque

De San Cristóbal de las Casas, tomamos el bus para Palenque. Después de muchas horas de virajes en una ruta dificultosa, hemos podido admirar el paisaje silvestre que ofrecen los llanos de Chiapas. A esto, se agrega un clima húmedo en este comienzo de estación lluviosa. Durante nuestro paseo en el pueblo de Palenque, inmediatamente nos dimos cuenta que nos encontrábamos en un lugar explotado por el turismo, por lo tanto, sin mucho interés para nosotros. Entonces decidimos visitar únicamente el sitio arqueológico de Palenque y marcharnos luego.

Acompañados de un guía local, recorrimos el sitio a lo largo y ancho escuchando las explicaciones no muy perspicaces de nuestro guía. El entorno de la selva ofrecía un espectáculo increíble de los ecos de la fauna. Uno de los aspectos más impresionantes de este sitio, es la cantidad de templos aún escondidos en la selva: más de 1400. Hoy en día, solamente 200 edificaciones han sido escarbadas.

Una vez solos, hemos deambulado en el lugar para impregnarnos de su misteria, ya que si algo resulto de esta visita arqueológica, son los inmensos signos de interrogación que han dejado Los Mayas. Tuvimos la suerte de escalar en el “Templo de las Inscripciones” en el cual se encuentra una tumba a una profundidad de 25 metros al interior de la pirámide. Aquello fue posible gracias a una autorización especial de la parte del director encargado del sitio arqueologico de Palenque.

El sitio estaba relativamente desocupado de turistas, lo cual volvía aún más encantadora y mística la visita. Palacio de Palenque

“Templo de las Inscripciones” (a la izquierda), “El Templo XIII (al centro), “El Templo de la cabeza de muerto” (Templo XII) (a la derecha)

La dura realidad de San Cristóbal de las Casas

Centro de arquitectura colonial

Indias volviendo a su barriada, lejos del bonito centro

Lejos del centro, la comunidad pobre indígena

Centro de arquitectura colonial Nos tuvimos que separar de Boris y Sandra (sniff, sniff) que continuaron su camino hacia el norte del país, mientras que nosotros tomamos el camino con dirección al sur, en el departamento de Chiapas. La destinación final fue la ciudad de San Cristóbal de las Casas.

Lugar turístico por excelencia, sin embargo no ha perdido su encanto. Su típica arquitectura de estilo colonial, las fachadas pintadas con tonos calurosos y la población mayoritariamente indígena, establecen un recuadro realmente pintoresco. Mientras tanto, la belleza de este lienzo a la “Rivera”, oculta la deplorable realidad indígena. Hoy en día, rebelarse resulta difícil. La diferencia abismal que existe entre las fuerzas armadas y los rebeldes es desproporcionada. Platicamos amenamente con un joven maya que vendía los boletos de entrada del “Museo de la Medicina Maya”. Estaba bastante indignado contra su gobierno y contra los extranjeros (turistas). Se podía sentir en su conmovedor discurso, un cierto sentimiento de odio. Hablando con él, nos dimos cuenta que la lucha encauzada por los “Zapatistas” desde 1994, es en vano. Controlada y perseguida por la armada mexicana, el único medio de acción de la guerrilla zapatista es Internet y los discursos políticos. Ciertamente, han obtenido algunos privilegios desde entonces, pero nada que haga de su estatuto, un pueblo digno de respeto.

No obstante, mientras escuchábamos a aquel joven, pudimos notar que a pesar de su disconformidad, él tampoco estaba listo para actuar de acuerdo como lo exige la sociedad mexicana (la vía política o económica), para mejorar la calidad de las condiciones de vida de los indígenas. En líneas generales, él reclamaba simplemente que puedan vivir de manera autónoma, pero no observamos en él ninguna convicción. Más bien percibimos su resignación hacia una cierta fatalidad o “destino” utilizando un discurso henchido de cólera y odio hacia una injusticia flagrante. Es verdad que nos encontramos en el territorio rico de Chiapas, una región manchada de corrupción en donde los desalojos de la población indígena, de un lugar a otro, son decretados sin ninguna consideración hacia ellos. De cierto modo, aún son considerados como esclavos. Además, al turista básico le gusta fotografiar a los indígenas, pero el dinero de dicho turista no cae directamente en las manos de las comunidades indígenas fotografiadas, sino en las del gobierno y empresarios independientes.

De la misma manera, conversamos con dos pequeñas indígenas maya, María de 7 años y su hermanita Marta de 5, las dos eran vendedoras ambulantes de pulseras hechas a mano. Eran las 11 y media de la noche en la plaza principal. Eran tan adorables e inocentes que las hubiéramos adoptado en seguida. Desgraciadamente, su realidad era otra: sin escuela; tejen pulseras de lana por la mañana con su mamá, para después venderlas por la tarde y la noche. Cuando les preguntamos que hacían con el dinero recaudado, nos respondieron que se lo daban a su mamá. Las dos estaban desaseadas y sus sandalias rotas. Para ellas, no hay juguetes, no hay compañeritos de escuela, su infancia es la calle y el turista, para recolectar algunos pesos.

Se esta volviendo dificil viajar en estas condiciones. Cuando se habla el idioma y se puede comunicar, uno se da cuenta de todas estas injusticias, del racismo, la miseria y la pobreza que vuelven nuestra progresión difícil. Se lo juramos, es triste y cruel. La ignorancia privilegia las dictaduras y el lado oscuro de la mundialización, la explotación. ¡Qué tristeza! Nos preguntamos seriamente como debemos reaccionar. La educación es la verdad para asegurar el bienestar de todos, representa un combate por los derechos de los pobres.

Bueno, partimos para Palenque con el corazón dolorido…

Puerto Escondido: ¿Cómo ignorar la mejor playa de surfing de México?

Después de haber andado por las calles del mercado de Tlacolula, admirado el más ancho tronco de árbol del mundo en el pueblo de “El Tule” (árbol de más de 2’000 años), decidimos prolongar nuestra permanencia con Sandra y Boris, y fuimos juntos a Puerto Escondido. Hace diez años este pequeño pueblo de pescadores era aún desconocido. Desde entonces su ola que forma un tubo de varios metros durante el periodo de oleaje, es una destinación imprescindible para los tablistas y viajeros con poco dinero.

El lugar era de ensueño, Boris y yo pudimos experimentar la dicha de correr olas entre amigos. A pesar que la marea estaba baja, el océano nos permitió correr algunas olitas, ideal para nosotros que no habíamos practicado hacía mucho tiempo. Y por supuesto, la fuerza de los elementos. La puesta de la luna, seguida de la salida del sol, la brisa del mar y el océano tan inmenso y misterioso. Nos deleitamos.

Por otra parte, Monica y Sandra nos prepararon cada día, platillos deliciosos (tacos, pollo con curry y piña, arroz jardinero) en el albergue de jóvenes en donde nos hospedábamos. Los días pasaron demasiado rápido.

Otra cosa que queríamos decirles, después de mucho tiempo, volvimos a tomar un taxi. Aquí en México, los taxistas son simplemente encantadores (ver noticia del 23 de febrero “Al borde de una crisis de nervios a causa de los taxistas”). El simple hecho de hablar el mismo idioma les fascina, entonces comienzan a contarte su vida durante el tiempo que dura el trayecto. De esta manera hemos aprendido varias cosas sobre la localidad.

Igualmente, Sylvain pudo beneficiarse de los servicios y la experiencia profesional de Sandra y Boris, a través de una sesión de fisioterapia y ejercicios que ayudan a flexibilizar los músculos del cuerpo. Del mismo modo, Sylvain aprovechó del talento de peluquera de Sandra quien emparejó diestramente las puntas maltratadas, resultado de los moños “rasta” que Sylvain se había hecho hacer en Tailandia, cuando tenia el cabello largo.

Así se pasan bellos momentos que nos ofrece nuestro viaje y que nos regala una nueva amistad suiza. Leer también: www.jazzphone.ch/boris (en francés), haga clic sobre México, luego sobre “Le Pipeline Mexicain”, “¡Le Paradis existe!” y “La Punta” Monica y Sylvain en la Playa de Carrizalillo

Sylvain y Boris surfeando el final de una ola en Carrizalillo

Sandra, en plena faena

Boris y Sandra, la dicha absoluta

En el centro: Sylvain y Boris antes de meterse al agua

Oaxaca, el principio de un nuevo paradigma de viaje

Después de 10 horas de bus público, nos encontramos con Boris y Sandra (www.jazzphone.ch/boris), una pareja de suizos que igualmente, viajan alrededor del mundo.

Nuestro encuentro fue fruto del azar. De casualidad, nos enteramos que ellos también daban la vuelta al mundo desde diciembre del 2004, y con el tiempo vía Internet, nos dimos cuenta que su recorrido nos iba a llevar al mismo lugar y casi al mismo tiempo. Nos pusimos de acuerdo para darnos una cita. Realmente, casi ni nos conocíamos, pero otra casualidad es que Boris practica paracaidismo en el mismo club que Sylvain en Suiza. Al encontrarnos, nos convencimos que habíamos tomado una excelente decisión, descubrimos tantas cosas en común entre nuestras personalidades y nuestras parejas que no desperdiciamos ni un sólo segundo, en aprovechar del intercambio verbal y fraternal que experimentábamos. Nuestros violines se armonizaron en una exquisita melodía, y para rematar, nos encontramos en México. En efecto, su gente y su cultura contribuyeron a crear la magia suplementaria a aquellos momentos intensos.

En Oaxaca, nuestro viaje tomó una nueva dimensión, aquella que buscábamos desde nuestra partida: La comunicación profunda con el semejante, originario o extranjero. ¿Qué nos queda de las visitas a ruinas o museos, en comparación a los momentos que hemos vivido en los mercados y plazas públicas, platicando con los habitantes y los vendedores ambulantes que la mayor parte del tiempo se trata de niños? Ciertamente ¡Casi nada!

Leer igualmente: www.jazzphone.ch/boris (en francés) haga clic sobre México, luego “Sylvain, Monica et le miroir” Sandra, Boris, Monica y Sylvain bebiendo una “agua fresca” en el mercado de Tlacolula

Joven indígena con su hija

Vendedoras ambulantes indígenas plisando una hamaca

Abuelito ciego tocando y cantando en la calle, acompañado de su nieta

México, la ciudad de las mil facetas (Continuación)

Desde el centro de México, tomamos un bus para visitar el sitio arqueológico de Teotihuacan que en la antigüedad fue la más grande ciudadela de México y la capital del más grande imperio precolombino. Se puede admirar notablemente la Pirámide del Sol y la Pirámide de la Luna.

La pirámide del sol data del año 100 D.C. Es la tercera más grande pirámide del mundo después de Cholula y Kheops en Egipto. Tiene 70 metros de alto y 222 metros de largo. Es interesante subrayar que estas pirámides fueron construidas en honor de sus dioses, los elementos (agua, cielo, tierra, sol, luna,…). El lado oscuro de esta cultura fueron los sacrificios humanos (sobretodo de niños) para asegurar que el sol brillaría al día siguiente. Se sabe pocas cosas sobre esta civilización desaparecida antes de la conquista española. Y hablando de conquista, ¿Sabías que ésta fue establecida en nombre de la “Evangelización cristiana”? Qué hipocresía, mientras que en realidad sirvió para solventar las guerras que hacían estragos en aquel entonces en Europa. Paola Cortés Quintero, vendedora de recuerdos turísticos, en el sitio de Teotihuacan. Con ella compartimos unos instantes de su vida. Conmovedor y siempre instructivo

Punto de vista sobre la Pirámide de la Luna y en segundo plano a la izquierda la Pirámide del Sol

Vendedor ambulante delante de la Pirámide del Sol

México, la ciudad de las mil facetas

Centro de México.

Piedra del sol azteca Hay que admitir que dudamos un poco antes de ir a México City. De una parte, porque no nos gustan las grandes ciudades, es decir, las megalópolis y el gentío, y de otra parte porque hemos oído tanto mal y advertencias acerca de la ausencia de seguridad, que mismo “Indiana Jones” estaría alerta y vigilante. Sin embargo, las maravillas que México ofrece no se pueden pasar por alto a causa de algunas maledicencias que casi siempre se tratan de exageraciones.

Del centro histórico, al magnifico museo de antropología pasando por la cuidad precolombina de “Teotihuacan”. México nos colmó y saturó. El centro histórico cuenta con decenas de edificios de arquitectura indígena “Templo Mayor”, colonial barroco “Palacio Nacional”, “Catedral Metropolitana”,…, neoclásica “Palacio de Bellas Artes”, además de las numerosas plazas con vendedores ambulantes, lustrabotas y transeúntes; permite viajar en el tiempo y comprender mejor por qué México es el país modelo del resto de la América latina.

En efecto, a pesar de las injusticias que hacen de esta nación “un país pobre”, ésta tiene todo de una sociedad desarrollada: un metro eficaz (el más barato en el mundo S/. 0.70 la trayectoria, sea cual sea la distancia y el tercero más concurrido en el mundo), Terminales de autobús de primera clase (mejor de los que hayamos tomado en Europa), dormitorios de hotel costosos, calles relativamente limpias… Sin embargo, estamos un poco decepcionados de constatar que el desarrollo mata la espontaneidad de la gente. El ejemplo del bus es el mejor. Los bus de “Primera clase” o “Ejecutivo” son de categoría superior, por tanto, el servicio y los pasajeros son fríos e indiferentes. En muchas localidades de México, no más existen los transportes públicos (“combis”). Para encontrar el bus más barato para ir a Oaxaca, tuvimos que averiguar y preguntar en dos terminales de autobús. Conclusión: tomamos un bus donde la trayectoria costaba la mitad de los bus de primera clase, el pequeño inconveniente es que se paraba en cada agencia (y no donde alguien levante la mano en plena ruta). El viaje duró 3 horas y media más que el bus de primera clase, no obstante, el bus contaba con TV y servicios higiénicos, por lo tanto para nosotros seguía siendo un “Bus de Lujo”. Después de haber platicado con diversos empleados de las estaciones de bus, parece que los “Bus publico-gallinas-ganado” donde la gente popular solía viajar, circulan solamente en algunos tramos del país. Parece que a eso se llama desarrollo…

Del centro histórico, fuimos al Museo de Antropología que relata la historia de la tierra desde los dinosaurios hasta los pueblos indígenas que viven todavía hoy en los cuatro rincones de México. Asimismo se podía apreciar una exposición temporaria acerca de las semejanzas entre las culturas precolombinas de México y Perú, haciendo hincapié sobre el rol de la mujer en dichas sociedades. Muy interesante.

Guadalajara, un sueño exageradamente turístico

Acudimos con entusiasmo para escuchar las famosas “Serenatas románticas” de los Mariachis. Sin embargo, rápidamente tuvimos que darnos cuenta que la gracia de los mariachis ha sido infectada por la plaga turística . Encontrar una banda tradicional que interprete con las entrañas y el corazón, y no por los “Pesos” (moneda mexicana) que va a cobrar por cada canción, se ha vuelto una cosa rara.

No obstante, los hemos rebuscado en diferentes plazas y bares de la cuidad, tocando y cantando a los turistas y a los trotamundos “pelados” (sin dinero). ¡Cada uno a su vez cuando no se tiene más corazón!

A parte de aquello, Guadalajara es la segunda ciudad de México en términos de población. Es la capital de la Tequila y una ciudad con un centro histórico colonial donde dar un paseo de una plaza a la otra y de una iglesia a la otra, vale la pena. Mariachis de Guadalajara

Los fantasmas bulliciosos de Real de Catorce

Este pequeño pueblo de 1’500 almas está ubicado a un nivel de 2’752 metros, rodeado de colinas desérticas en el limite de la Sierra madre oriental. En 1910, más de 40’000 personas lo habitaban, y antes de repoblarse en los años 80, sólo una centena de personas permanecieron, de ahí su denominación de “Ciudad fantasma”. La razón de la desaparición de toda actividad humana (éxodo), se debió a la cesación de la explotación minera que no produjo gran cosa a partir de 1920.

Real de Catorce es igualmente, un lugar de peregrinación muy popular y conocido por los habitantes de la región de San Juan de Potosí. La iglesia dedicada a San Francisco de Asís es conocida por sus fenómenos milagrosos.

También estuvimos presentes durante la tempestad de verano, acentuada por rayos y truenos potentísimos, y granizada. Hacía mucho tiempo que no habíamos presenciado este tipo de fenómeno natural que nos recuerda cuán insignificantes somos. ¡Nos dijimos que quizá se trataba de los fantasmas que se sentían cada vez más mortificados a causa de un turismo creciente! Buuuu… Asimismo, “disfrutamos” de la visita, en nuestro cuarto, de un escorpioncito de desierto. Como siempre tratamos de no matar ningún tipo de ser viviente (¡zancudos si!), lo tiramos afuera con el fin de dormir tranquilos. Punto de vista sobre Real de 14

Llegada al panteón de Real de 14

Chihuahua, extensas áreas desérticas, ranchos y botas de cowboy

Las amplias superficies del sur de los Estados Unidos y del norte de México, nos impresionaron particularmente. Es gigantesco, el horizonte infinito, el desierto y los cactus. Esta región de la Sierra madre occidental y de la meseta central de la Anáhuac, agrupa muchos ranchos de gran importancia. Para impregnarnos de esta cultura digna de “Western”, asistimos a una subasta (remate) de ganado organizada por la asociación local de bovinos. Pasamos un día ilustrativo en compañía de paisanos nativos, cada uno con un sombrero y una correa con hebilla redonda que hacía juego con el color de sus botas de cuero. Para vivir ese tipo de experiencia es realmente necesario hablar el idioma del país. Detallarles cómo aterrizamos ahí, tomaría demasiado tiempo.

De otro lado, reanudamos las cenas románticas acompañadas de tríos de boleros. Notablemente, en la “Casa de los Milagros” en donde en el patio interior del establecimiento de estilo colonial, un trío (dos guitarras y un contrabajo) nos puso la piel de gallina y un entusiasmo incontrolable al escuchar el son y los boleros clásicos que cantaban con una pasión intensa. A aquello, se aumentaban las mujeres presentes en el restaurante (incluida Monica) que acompañaban canturreando con fervor esas canciones para transportarnos a otro planeta. El lugar contaba con un menú de suculentos tacos (tortilla crujiente de maíz, acompañada de frijoles, puré de palta (aguacate) y de carne.

Chihuahua es igualmente la cuna de la lucha revolucionaria de la división del norte con su jefe carismático Pancho Villa. La visita de su residencia transformada en museo, permite un buen enfoque de la manera como los asuntos eran tratados en aquella época: ¡Al fusil! (1910-1920). Retrato y lecho de Pancho Villa

Vendedor ambulante

América latina… ardor, música y fervor religioso

Viejito mirando por la ventana del tren

Cañón del cobre Las condiciones en las cuales atravesamos la frontera entre los Estados Unidos y México y efectuado las normas de la aduana, fueron simplemente absurdas. De hecho, tuvimos que insistir con perseverancia para poder obtener un sello de entrada y uno de salida en el pasaporte. Les explicamos. Recién llegados a Nogales (cuidad fronteriza en México), nos bajamos del bus estadounidense “Greyhound” para subir en el bus mexicano que nos llevaría hasta Los Mochis, ciudad norteña del departamento de Sinaloa, situada entre el golfo de California al oeste y la Sierra Madre occidental al este. Cuando el bus mexicano llegó a la frontera, no se paró en el punto de control de la aduana estadounidense sino delante de la aduana mexicana. Aquí las reglas aduaneras consisten en bajar del bus con tus maletas, pulsar sobre un botón que muestra la frase “Nada que declarar” y volver a subir al bus. Y listo, bienvenido a México.

Mismo si esta forma nos hubiera convenido, la experiencia demuestra que hay que evitar encontrarse en un país no europeo sin un sello de entrada. Además, la paranoia de los estadounidenses que consiste en tomar las huellas digitales y fotografiar al visitante por medio de una cámara computarizada, no incita a abandonar el país sin antes registrarse, al menos, ese es nuestro punto de vista por una cuestión de coherencia. Por lo tanto, insistimos ante el chofer de bus para poder bajar y acudir al puesto de aduana americano y devolver nuestro comprobante turístico (carta verde). Cuando llegamos a la oficina, tuvimos que explicar a dos agentes de la policía americana en servicio, que teníamos que devolver nuestra carta verde y hacer sellar nuestros pasaportes para que todo esté en regla. Después de haberles repetido 3 veces el mismo cuento, consideraron nuestra petición lógica y uno de los dos policías nos llevó a la oficina de inmigración. Allí también, el oficial parecía sorprendido de ver dos suicitos reclamando el derecho de salir del país en regla. Tomó nuestros dos pasaportes, los selló y nos quitó las cartas verdes.

Un rato después miramos el sello en nuestros pasaportes y nos dimos cuenta que decía: “Admitido”. Dicho de otro modo, el oficial nos había hecho un nuevo sello de entrada. ¡Podríamos hacer una buena sátira a partir de esto! Después nos fuimos del lado mexicano. Ahí, el oficial de servicio estaba cenando (en la oficina) y nos dijo tajantemente “que no había sello” porque… estaba comiendo. La autoridad… fuerza, poder y soberanía. ¿Qué podemos hacer en ese tipo de casos? Tener un gran sentido del humor y formar parte del juego donde el truco consiste a arrodillarse (verbalmente) delante de su majestad. Bueno pues, le dijimos que nos disculpábamos y que no había ningún inconveniente. Y agregamos: “Después de todo, un bus entero puede esperar que usted termine de cenar”, y nos fuimos. No hicimos tres pasos que el tipo ya estaba en la ventanilla para atendernos. ¡Listo! Aquí terminamos el capítulo del paso de frontera.

Aquí estamos pues en América latina. Es impresionante constatar a qué punto la grande América tiene tantas cosas en común. Ya la conocemos puesto que Mónica vivió aquí durante veintiún años y Sylvain viajó aquí varias veces, totalizando un periodo de nueve meses. Sólo maravillas que remueven nuestra sangre y reavivan en nosotros un regocijo que todo el mundo conoce. La música por supuesto, presente en cada esquina de la calle y en los bus, te lleva a los cuatro rincones del continente, entre boleros, salsa y merengue. La devoción y la fe de la gente, nos demuestran que el fervor religioso no sólo está presente en India sino también aquí. No obstante, existen muchos aspectos negativos que vuelven la América latina peligrosa. La presencia de policías, militares y guardianes por todas partes, nos recuerda que su pasado histórico no ha cesado de ser una sucesión de colonización, revoluciones y rebeliones, sin olvidar las dictaduras políticas. Todas las ventanas de las plantas bajas tienen barrotes, y sobre todo no olvidar de preguntar hasta qué hora se puede permanecer en la calle sin correr riesgo. Asimismo, la pobreza se ha vuelto todavía más intolerable que antes, puesto que roza descaradamente con la riqueza que exhibe una parte de la sociedad latinoamericana.

Desde Los Mochis, tomamos el tren que conecta Los Mochis a Chihuahua, pasando por el “Cañón del cobre”. Existen una veintena de cañones en la Sierra Tarahumara de los cuales nueve son más profundos que el gran Cañón de Arizona. Nos tomamos un buen tiempo para apreciar estos bellos paisajes desde el tren. De hecho, ¡El tren circula entre 25 y 40 kilómetros por hora! Razón por la cual fueron necesarias 20 horas para recorrer solamente 630 km. de trayecto. Nosotros que nos habíamos jurado no más viajar de noche , ya hemos pasado tres noches en el tren y los bus desde nuestra llegada a México. ¡Nada es certero y menos aún definitivo!