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Cusco la ciudad perpetua

Cusco, la Capital del Imperio de los Incas en su tiempo, conserva su encanto ante el paso de los años a pesar de las multitudes de turistas que aquí desembarcan.

Mismo si las personas que encontramos nos describieron un “Cusco sobreexplotado e indigesto”, nuestra estadía fue agradable. Ante estos prejuicios, aprehendimos Cusco con moderación y discreción. Quizás gracias a la temporada baja, Cusco nos pareció encantadora y misteriosa, y con una población agradable y disponible. Por supuesto, hay que evitar caer en trampas para turistas y mas bien dirigirse hacia las buenas personas, sabiendo que abundan los estafadores y enganchadores de clientes. Afortunadamente se les reconoce fácilmente y evitarlos, no es un gran problema.

Cusco es una mixtura de vestigios Inca y arquitectura colonial. Desde tejados rojizos, hasta calles pavimentadas y muros incas, el “Ombligo del mundo” como se le llama, rebosa tesoros arquitecturales y museos ricos en cultura y sabiduría. A algunos pasos de la plaza de armas se aprecian barrios tan pintorescos, auténticos y llenos de vida que hacen sentir la pluralidad de la cultura peruana.

Cusco, sin comienzo ni fin… ¡Volveremos! Gente local en trajes típicos. En segundo plano la Plaza de armas de Cusco

Arequipa “La Ciudad blanca” y su cielo… blanco

Turísticamente hablando, no llegamos en la buena temporada para visitar “La Ciudad blanca”. Más blanco que la ciudad, fue su cielo. Los rayos del sol hicieron algunas raras apariciones, razón por la cual renunciamos a la visita del “Cañón del Colca” puesto que la visibilidad era débil, además de la escasa presencia de los cóndores en ese tiempo. Mejor dicho, es como querer esquiar durante el verano.

Paseamos en el centro histórico en donde la mayoría de las casas son de estilo colonial fabricadas a base de Sillar (piedra proveniente de magma o lava). Visitamos el Convento de Santa Catalina, una pequeña ciudadela dentro de la ciudad de Arequipa, abierta al público sólo en 1970, en la cual las monjas viven desde hace 430 años de una manera completamente aislada del resto del mundo. Entre arcos y bóvedas, el visitante se pierde en los claustros y en las habitaciones abigarradas, con muros anchos, pintados con matices que realzan la textura de la piedra. Aquí el arte religioso está generosamente representado en forma de esculturas y lienzos.

Otra gran atracción de la ciudad, es el museo que alberga la momia “Juanita” una joven virgen ofrecida en sacrificio para los dioses, antigua de más de 500 años. La momia fue encontrada en perfecto estado de conservación en los glaciales de la Montana “Ampato”. Conocer y comprender las culturas prehispánicas es algo muy interesante. Cada elemento de la ofrenda tiene un significado específico. Desde la edad de la joven hasta los colores de su vestuario y las joyas que porta. Ciudadela dentro de la ciudad, en el interior del Convento de Santa Catalina

Arequipa ¡Como en casa!

Para nosotros, Arequipa fue un alto primordial. Es una ciudad importante tanto intelectual como industrialmente. También es la ciudad que vio nacer a nuestras amigas Gladys y Sugey que viven en Suiza.

La semana que pasamos en Arequipa fue como sentirse de nuevo en casa. Gladys y su esposo Walter, los padres de nuestras amigas, nos recibieron en su hogar con los brazos abiertos. En su compañía y la de sus familiares, celebramos la venida del “Año Nuevo”, y los tradicionales rituales para la buena suerte no faltaron: cada uno de nosotros, tragamos doce uvas en cada campanada del reloj y subimos y bajamos las escaleras.

Después de 18 meses recorriendo el mundo, conocer a Gladys y Walter fue reconfortante y además, nos alentó y reanimó para terminar el pedazo de camino que aún nos faltaba por recorrer.

Gladys nos preparó los más famosos platos típicos del sur del Perú, de los que tanto habíamos oído hablar. Del mismo modo, pasamos largas horas conversando amenamente. GRACIAS Gladys y Walter por vuestro cariño y gentileza. Sylvain, Walter, Gladys y Chi