La dura realidad de San Cristóbal de las Casas

Centro de arquitectura colonial

Indias volviendo a su barriada, lejos del bonito centro

Lejos del centro, la comunidad pobre indígena

Centro de arquitectura colonial Nos tuvimos que separar de Boris y Sandra (sniff, sniff) que continuaron su camino hacia el norte del país, mientras que nosotros tomamos el camino con dirección al sur, en el departamento de Chiapas. La destinación final fue la ciudad de San Cristóbal de las Casas.

Lugar turístico por excelencia, sin embargo no ha perdido su encanto. Su típica arquitectura de estilo colonial, las fachadas pintadas con tonos calurosos y la población mayoritariamente indígena, establecen un recuadro realmente pintoresco. Mientras tanto, la belleza de este lienzo a la “Rivera”, oculta la deplorable realidad indígena. Hoy en día, rebelarse resulta difícil. La diferencia abismal que existe entre las fuerzas armadas y los rebeldes es desproporcionada. Platicamos amenamente con un joven maya que vendía los boletos de entrada del “Museo de la Medicina Maya”. Estaba bastante indignado contra su gobierno y contra los extranjeros (turistas). Se podía sentir en su conmovedor discurso, un cierto sentimiento de odio. Hablando con él, nos dimos cuenta que la lucha encauzada por los “Zapatistas” desde 1994, es en vano. Controlada y perseguida por la armada mexicana, el único medio de acción de la guerrilla zapatista es Internet y los discursos políticos. Ciertamente, han obtenido algunos privilegios desde entonces, pero nada que haga de su estatuto, un pueblo digno de respeto.

No obstante, mientras escuchábamos a aquel joven, pudimos notar que a pesar de su disconformidad, él tampoco estaba listo para actuar de acuerdo como lo exige la sociedad mexicana (la vía política o económica), para mejorar la calidad de las condiciones de vida de los indígenas. En líneas generales, él reclamaba simplemente que puedan vivir de manera autónoma, pero no observamos en él ninguna convicción. Más bien percibimos su resignación hacia una cierta fatalidad o “destino” utilizando un discurso henchido de cólera y odio hacia una injusticia flagrante. Es verdad que nos encontramos en el territorio rico de Chiapas, una región manchada de corrupción en donde los desalojos de la población indígena, de un lugar a otro, son decretados sin ninguna consideración hacia ellos. De cierto modo, aún son considerados como esclavos. Además, al turista básico le gusta fotografiar a los indígenas, pero el dinero de dicho turista no cae directamente en las manos de las comunidades indígenas fotografiadas, sino en las del gobierno y empresarios independientes.

De la misma manera, conversamos con dos pequeñas indígenas maya, María de 7 años y su hermanita Marta de 5, las dos eran vendedoras ambulantes de pulseras hechas a mano. Eran las 11 y media de la noche en la plaza principal. Eran tan adorables e inocentes que las hubiéramos adoptado en seguida. Desgraciadamente, su realidad era otra: sin escuela; tejen pulseras de lana por la mañana con su mamá, para después venderlas por la tarde y la noche. Cuando les preguntamos que hacían con el dinero recaudado, nos respondieron que se lo daban a su mamá. Las dos estaban desaseadas y sus sandalias rotas. Para ellas, no hay juguetes, no hay compañeritos de escuela, su infancia es la calle y el turista, para recolectar algunos pesos.

Se esta volviendo dificil viajar en estas condiciones. Cuando se habla el idioma y se puede comunicar, uno se da cuenta de todas estas injusticias, del racismo, la miseria y la pobreza que vuelven nuestra progresión difícil. Se lo juramos, es triste y cruel. La ignorancia privilegia las dictaduras y el lado oscuro de la mundialización, la explotación. ¡Qué tristeza! Nos preguntamos seriamente como debemos reaccionar. La educación es la verdad para asegurar el bienestar de todos, representa un combate por los derechos de los pobres.

Bueno, partimos para Palenque con el corazón dolorido…