Tsunami en la isla de Koh Phi-Phi

Advertencia

Lo que está escrito más abajo es el relato subjetivo de nuestra propia experiencia vivida.

Profundamente afectados por esta tragedia, queremos expresar nuestra compasión a todos aquellos que la hayan vivido de cerca o de lejos. Antes que nada queremos disculparnos ante todos aquellos a quienes podríamos lastimar a causa de una interpretación errónea o por las fotos publicadas. Todavía curamos nuestras heridas. Aproximadamente las 10 y media de la mañana cuando me desperté a causa de gritos y llantos incesantes provenientes del exterior del bungalow no 31 en el cual dormíamos. La noche anterior habíamos bailado hasta las 2 de la madrugada en el bar “Apache” ya que desde nuestra partida no habíamos tenido la ocasión de bailar y además era Navidad.

Salí de la cabaña y vi a una decena de personas llorando, la mayoría eran mujeres y niños, cuando de repente todos comenzaron a correr en dirección de la cima de la colina. En ese momento vi un tailandés de contextura gruesa subiendo igualmente en dirección de nuestra cabaña, tenia el cuerpo completamente picado. El pánico me invadió, sentí un nudo en la garganta. Creí que se trataba de una insurrección, había un ruido insoportable preveniente de lejos, como el ruido que procura un terremoto, se escuchaban gritos y techos de zinc colisionando entre ellos. Inmediatamente corrí hacia Monica y le dije: “Despierta Chi, está ocurriendo algo grave pero no se que es” y volví a salir de la cabaña. En ese momento pasaron unos franceses que se dirigían igualmente en lo alto de la colina. Les pregunté que era lo que estaba pasando. Una mujer me respondió: “¡Qué! ¿Se acaba de despertar? – “Si” – Respondí. Entonces me replicó que había habido un temblor seguido de un maremoto que había devastado la isla y la marea continuaba subiendo. De repente un fuerte ruido se oyó y vi el agua arrastrando escombros y acercándose a las cabañas que se encontraban en altura.

Entonces volví al cuarto y dije a Chi que teníamos que salir inmediatamente de ahí. Tomé mi cámara de fotos y pude tirar algunas fotografías. Chi preparaba las mochilas, estaba aterrorizada, su respiración estaba entrecortada y respiraba por la boca como si se asfixiara. Yo le dije: Toma lo estricto mínimo, no tenemos tiempo”. De todas maneras los bolsos estaban casi listos y corrimos hacia la colina.

En la cima de la colina se encontraban alrededor de una centena de personas, había tanto tailandeses como turistas, heridos y personas ilesas. Ahí la gente estaba en estado de choc… ¿Qué había ocurrido? ¿Habíamos tenido suerte? Sentí un fuerte sentimiento de impotencia, impotencia ante una fuerza que nos supera y que personalmente me inspira respeto: es la Naturaleza o los Elementos como me gusta llamarlos “Más allá del hombre, los elementos” . Estábamos en medio de la floresta y por esa razón no podíamos distinguir lo que estaba pasando abajo, a causa de la densidad. Monica permaneció remarcablemente serena a pesar del pánico que la invadía. Logró contenerse bien.