Saigon, fin de nuestra desventura con los tiburones del turismo vietnamita

¡Listo! En Saigon (u Ho Chi Minh City para los partidarios) se terminaron nuestros duros viajes con la compañía de bus “Anh Phu” que casi lograron hacernos detestar Vietnam, gracias a su antipatía y brusquedad.

En Saigon, pudimos experimentar los servicios de una mejor agencia: “Singh Café”, haciendo un recorrido interesante de la cuidad. Entre templos, mercados y museos.

Notablemente visitamos el museo de crímenes de guerra americanos. Es el único museo donde se puede una persona se puede informar de este trágico episodio de la historia de Vietnam. Nos preguntamos si este tipo de atrocidades vale la pena de ser visto. Hablemos de Paz en vez de guerra. Es verdad, vivir un tal momento conmueve, lastima y mismo da asco. Pero nos hace tomar consciencia del horror de la guerra y más bien nos convence a luchar contra ésta. En la guerra, el hombre mata al hombre, eso es lo peor de lo peor. Ninguna palabra, ningún sentimiento puede traducir esta infamia. Sobre todo cuando se analiza su funcionamiento. Unas personas muy bien resguardadas, envían jóvenes al frente de la batalla, en nombre de un falso ideal con la finalidad de proteger los intereses de una minoría de individuos. El interés, he aquí la llave de las más infames decisiones militares. La vida importa poco en este caso. Constatar que la guerra continúa aún hoy en día en numerosos países, causa profunda tristeza.

Pequeña anécdota:

¿Sabías que los Viet Cong excavaron túneles para atacar a los soldados americanos? Hoy en día, para que los turistas, notablemente americanos, puedan visitarlos, han tenido que agrandarlos para que correspondan a la anchura, a menudo más gordinflona del hombre occidental. Por el dinero ¡todo es posible! Ejemplo de la vida cotidiana en Saigon