S21, el colmo de las atrocidades de treinta años de guerra

Una de las habitaciones de tortura. La foto en la pared muestra lo que los vietnamitas encontraron durante la toma de la prisión. No quedaban más que siete sobrevivientes y catorce cadáveres. 12’000 personas fueron asesinadas, incluido 2’000 niños.

Celda de madera construida en las salas de clase La guerra, ¡dichosos aquellos que no la viven! Al contrario de lo que se podría pensar, ver este tipo de barbaries, nos hace tomar plenamente consciencia de la aberración de estos actos. Te ofende, lastima, enfría y te hace rechazar para siempre cualquier tipo de violencia. A propósito de emociones, el jefe espiritual de los budistas, dice: “En primer lugar, tenemos que venir en conocimiento de cuán nefastas son las emociones y comportamientos negativos, y benefactores las emociones positivas. Esas emociones negativas no son únicamente destructoras con respecto a nosotros mismos, sino también hacia la sociedad y el futuro de nuestro planeta. Esta toma de consciencia refuerza nuestra determinación a afrontarlas y vencerlas.»

Todas las películas hollywoodianas que hayamos podido ver durante nuestra infancia y adolescencia, esconden la realidad humana de una guerra. El lado heroico de esas películas casi incita a hacerla. Mi papá siempre nos prohibió de tener pistolas o armas de juguete cuando éramos niños. Me acuerdo que nos encantaba, a escondidas, ver esas películas y series americanas como “Rambo” o “Las cabezas quemadas” para después ir a jugar con nuestras pistolas cargadas en el viejo barrio de Montreux. Hoy, comprendo mejor la decisión de mi padre de no querer ninguna arma bajo su techo, ¡Sea de plástico o de metal! Esos males (armas, guerras, dictaduras, etc.) deben ser suprimidos desde la raíz.

Lo peor de la guerra, es su presencia permanente en nuestro planeta. Mismo hoy, siembra el dolor y el pánico, en numerosos países, y siempre por intereses religiosos y/o económicos. ¡Solamente odio y desolación!

« S21 » (Prisión de seguridad 21) fue una escuela transformada en campo de concentración y tortura, por los rebeldes “Khmers Rouges” en 1975. Los “Khmers Rouges”, infligieron con severidad sobre todo Camboya, entre 1975 y 1979. Estos revolucionarios maoístas, exterminaron su propio país de unos dos millones de personas, asesinando todo lo que podía entorpecer la buena marcha de su revolución agraria. Es decir, intelectuales, gente de grado de la armada o la policía, médicos, profesores, cuatro ojos, empresarios, ¡todo el mundo! Luego, la guerra continuó hasta 1993 entre vietnamitas y opositores camboyanos. Es notablemente durante ese periodo que Camboya se convierte en el territorio más minado del mundo. Detrás de esta guerra, se esconden las grandes potencias mundiales (USA, Ex-URSS y China) sin éstas, no habría armas para atacar. La misma historia de siempre.

Camboya es el país que más me agradó en la región de Asia del sur-este. ¿Por qué? Lo ignoro, simplemente así lo siento. Admiro a este pueblo con un pasado doloroso, que ha sufrido tanto, y que acoge tan calurosamente al visitante, especialmente fuera de las ciudades de Phnom Penh y Siam Reap.