¡Jamás cambiaría un bus público por uno “ejecutivo”!

Me gustaría hacer una pequeña comparación entre los transportes públicos de los países que hemos visitado. Es una manera bastante buena para demostrar como ha evolucionado la sociedad capitalista y cómo el desarrollo desecha ciertas veces la flexibilidad y el calor humano.

Para comenzar, en países como se dice relativamente “en vía de desarrollo” como por ejemplo en Asia o Centroamérica, existen vehículos que han sido usados antes en otros países desarrollados (como los buses escolares de USA) por lo tanto tienen un kilometraje alto y emiten gases contaminantes y asfixiantes. Estos buses se paran en cualquier parte en donde alguien levanta la mano, siempre una persona se encarga de recolectar el pasaje y de vez en cuando hay una tercera persona que sirve de “co-piloto” que ayuda a subir los bultos de los pasajeros, esas personas siempre están allí para darte una mano o indicarte donde bajar. Estos buses se llaman “combis” y la mayor parte del tiempo están repletos de gente, vendedores ambulantes de comida típica y bebidas preparadas en la mañana. A eso yo le llamo un “bus flexible”.

Veamos ahora el transporte en un país desarrollado. En Suiza por ejemplo, las paradas de bus se encuentran en lugares predeterminados, no existe la posibilidad de subir en cualquier lugar, el boleto de bus se compra en una máquina que se encuentra en la estación o en el mismo bus y si no tienes pequeña moneda o cambio, no puedes subir en el bus porque nadie te va a cambiar. El costo del boleto es altísimo (felizmente se tienen dos piernas para desplazarse a pie). Generalmente no se puede hablar al chofer, él está ahí solamente para conducir, asimismo la gente no se habla entre ella. Hace siglos que no existen más vendedores ambulantes que pueden subir donde quieren para vender comida o bebidas baratas. Te tienes que contentar de comprar caramelos o papitas fritas con Coca-Cola. Este ejemplo es igualmente válido en el norte y centro de México en donde no se encuentran más que trasportes de lujo de 1era clase o ejecutivos para desplazarse en largas distancias y a precios exorbitantes. No hay que sorprenderse de viajar con “5 gatos” en un bus con capacidad para más de ¡40 personas!. Es triste pero esa es la realidad del mundo moderno de hoy en día… una sola cosa positiva, contaminan menos. Un bus como esos que nos gustan… del pueblo