Caracas, capital hospitalaria y templada

En Caracas nos esperaba nuestra primera experiencia “en casa del habitante”. Rohiman y dulce nos acogieron en su hogar cordialmente. Nos dimos cita en una de las paradas del metro y después fuimos juntos a su casa. Fue durante la pausa del mediodía. Ellos viven en un gran inmueble de estilo HLM (vivienda de alquiler moderado) enfrente de la estación de metro. Luego nos mostró la habitación en la cual íbamos a dormir y nos dedicó unos minutos con la finalidad de conocernos mejor.

Después de más de una hora de plática, nos entregó el doble de las llaves de su apartamento y nos dijo que estábamos en nuestra casa y regresó a trabajar. ¡Qué confianza! En la noche, nos presentó a Dulce, su novia. Desde ahí, pasamos días agradables en su compañía. Dulce nos preparó platos locales: “arepas” saladas y dulces con anís, una delicia y Roy nos orientó de una manera completa a propósito de las inquietudes que teníamos. El tiempo pasaba sin darnos cuanta hablando de todo y nada. Fue muy enriquecedor. ¡Qué bella primera experiencia en casa del habitante!!

Dos días después llegaron a casa de Roy una pareja de poloneses que terminaban un año de vuelta alrededor del mundo. Ahí también conversamos mucho e intercambiamos opiniones sabias y profundas.

Recorrimos la ciudad entera, cerca del parque central existe una arquitectura de los años 70 bastante grotesca pero que quizás representaba la exclusividad de la época por el estilo de su construcción. El clima es agradable, esa es la razón por la cual la llamamos la capital “templada”, también se le llama la ciudad del verano eterno. Todo el año hace entre 20 y 30 grados centígrados y es seco debido a su situación a unos 1000 metros.

Se puede apreciar en todas partes eslóganes en favor de la revolución bolivariana que dirige el gobierno del presiente Hugo Chavez. Sin embargo, las intervenciones televisadas muestran un populismo barato y poco pertinente. Mucho bla-bla-bla.

Otro hecho que nos llamó la atención: el metro. Es la segunda vez que nos encontramos en un metro limpio, nadie come, no hay desperdicios en el suelo, no tiene mendigos, ni vagabundos, ni vendedores ambulantes, ni artistas de la calle. Lo único que persiste todavía son los rateros, pero con un poco de precaución son fáciles de evitar. De izquierda a derecha, de arriba hacia abajo: Mateusz, Dulce, Sylvain, Roy, Ewa, Monica