Cienfuegos y la “Casa de la Amistad”

Nuestra llegada a la Casa de la Amistad, es igualmente una anécdota. El timbre suena, Armando abre la puerta de la planta baja con la ayuda de una cuerda que él tira desde el primer piso. Subimos las escaleras empinadas y en la cima nos espera Armando que nos brinda una cordial bienvenida.

La casa de carácter colonial es magnifica y amueblada con muy buen gusto. Como siempre tratamos de respetar nuestro pequeño presupuesto diario, le dijimos que estábamos listos de pagar CUC 20.- convertibles ($ 25.- dólares) por la habitación + desayuno. Armando acepta de rebajar el precio final hasta CUC 21.-. Le dimos a entender que esta negociación no nos satisfacía. Fue entonces cuando nos preguntó si “un Volkswagen costaba el mismo precio que un Mercedes Benz”. Por supuesto que no. Y continuó exponiendo que en su casa familiar, los huéspedes recibían un servicio que correspondía al precio solicitado. Le dijimos que íbamos a ver en otra parte y que quizás volveríamos.

Después de ver otras habitaciones sin ventana u oscuras, regresamos inmediatamente y no nos lamentamos. Llegamos el 15 de junio, el día de las 31 velitas de Sylvain y mismo tuvimos la suerte de disfrutar de un festín con langosta y pollo a la Cola, ¡y hasta una torta de cumpleaños! Pasamos los 3 días siguientes en su bella casa beneficiando de su variada y rica biblioteca, e intercambiando nuestras opiniones sobre todo y nada. Armando, economista, nos explicó generosamente los beneficios y ventajas del socialismo cubano y su repercusión en la historia. Armando nos esclareció y despejó muchas sombras que había en cuanto a la imagen que percibe el turista de Cuba. Leonor y Armando con Sylvain en la “Casa de la Amistad”