Trinidad se engalana con un perfecto cóctel turístico: música, puros y langosta

Después de Santa Clara, fuimos a Trinidad, ciudad turística por excelencia. Admiramos el estilo colonial del centro de la ciudad, su graciosa plaza central con su iglesia, sus calles pavimentadas y sus bailarines de salsa. Aquí, los locales tratan a toda costa de encontrar su media naranja para irse del país.

Hemos pasado buenos momentos conversando con los locales, notablemente con el bibliotecario y con el vendedor de pizzas en donde comíamos todos los días. Nos confrontamos como siempre al mismo problema: ¿Cómo administrar un negocio en un sistema donde se supone que el estado controla y asegura el bienestar de todos? Sin muy pobres ni muy ricos, todos iguales… pero ¿Son todos los hombres idénticos? Calle típica con su transporte público (carreta tirada por el caballo)

Mujer sentada en la Plaza Mayor

Convento de San Francisco de Asís desde la Plaza Mayor