La belleza fenomenal de Río de Janeiro… “Si vas a Río, mueres…”

Antiguamente llamada Guanabara. Río de Janeiro se tiene que ver, oler y tocar. Superpoblada, contaminada e indudablemente peligrosa, Río hipnotiza con la suntuosidad de su zona sur, el Pan de azúcar y el Corcovado, sin dejar de lado las míticas playas de Copacabana e Ipanema.

Sin embargo, no tuvimos más que un día soleado en el que aprovechamos del sol de Río. De hecho, los cambios climáticos son mundiales. Para nuestro gran desconcierto, durante nuestra estadía en Río, tuvimos un tiempo nublado y lluvioso, hasta una lluvia torrencial que sembró el caos en la ciudad. Más de 2 horas de viaje en bus para regresar a casa de Kamilah y Regis, mientras que 1 hora es suficiente para llegar desde el centro. Inmediatamente las calles se inundaron arrastrando basura y otros escombros.

Río es también sinónimo de Maracaná, el más grande estadio del mundo (cerrado por rehabilitación) que simboliza la pasión de los brasileros por el fútbol, sin olvidar la Samba y la Caipirinha (bebida alcohólica).

De otro lado, hay que remarcar una cuestión flagrante, los niños callejeros de aproximadamente 10 años a más, dan miedo en Brasil. Te exigen de una manera agresiva y no sabes de lo que son capaces. Algunos de ellos están armados (puesto que libre posesión de armas en Brasil). Nunca habíamos sentido esa intranquilidad en otro país. Para aquellos que quieran darse una idea de la realidad de los niños de “favela”, pueden dar un vistazo a la película “La ciudad de Dios”. Estatua gigante del Cristo redentor (Corcovado) uno de los símbolos de la ciudad

Vista asombrosa sobre Río de Janeiro, aquí sobre el Pan de azúcar y la playa de Botafogo