Belem, caliente y húmeda

Llegamos aturdidos debido a la inmensidad de la amazonía. La tierra todavía oculta bastantes secretos. En la amazonía aún se encuentran indígenas que viven según las costumbres de sus ancestros, ciertamente la selva es el último lugar en el cual las condiciones de vida permiten el aislamiento de un grupo de individuos. Desgraciadamente el hombre moderno pone en peligro día tras día esta alternativa de vida.

En Belem nos dimos un tiempo para organizar nuestro viaje en Brasil, a partir de ahí estábamos conectados al resto del país por vía terrestre.

A pesar del calor asfixiante y húmedo (35 grados y un índice alto de humedad que te empapa en 2 minutos), hemos deambulado por la ciudad, entre construcciones coloniales e inmuebles modernos, pasando por sus impresionantes almacenes destinados a la carga y descarga de buques hasta su bien conocido mercado “Ver-o-Peso” rico en productos frescos como frutas, hierbas, legumbres, pescados y carnes.

La Basílica de Nazaret muestra igualmente la grandeza y poder de la “dictadura” católica a través de Latinoamérica. Desde 1723, Belem es la sede de un arzobispado católico.

Para terminar, no pudimos irnos de Belem sin visitar el museo Goeldi en el cual sus colecciones etnológicas y zoológicas de la amazonía tienen una notoriedad mundial. Pudimos admirar notablemente el “Matamatá” ¡una especie de tortuga prehistórica! Bienvenida al estilo brasilero