Cochabamba nos mostró la cara pobre de Bolivia. Una ciudad grande, desordenada y caótica. No llamó nuestra atención si no es por sus mendigos (cada 5 metros) viviendo en condiciones inhumanas. Lastimosamente, estas personas son siempre indígenas vestidos tradicionalmente. El lugar de estos mendigos no debería encontrarse sobre la vereda. Lo más triste es que casi siempre se trata de mujeres jóvenes acompañadas de 4 a 5 niños. ¿Cuál será el futuro de esos niños? ciertamente el mismo que el de sus madres.
Para contrastar, visitamos el “Palacio Portales” del riquísimo Simón Patiño, uno de los hombres más ricos del mundo en los años 30. Fundó su fortuna gracias a la explotación de una mina de estaño, muy utilizado en ese tiempo para la fabricación de municiones de guerra. Su palacio fue inspirado de arquitecturas grandiosas existentes. Su construcción duró 12 años. Hoy en día, el palacio ha sido convertido en un espacio cultural al servicio de los habitantes de Cochabamba. El cristo de la Concordia, la imagen más grande del mundo. Observa toda la ciudad y es testigo de la injusticia humana