A pesar de la distancia que nos separa de nuestras familias, amigos y más personas que piensan en nosotros, y las pesadillas aún frecuentes de Monica, decidimos continuar nuestro periplo alrededor del mundo al encuentro del prójimo.
GRACIAS a nuestros familiares, amigos y a todos aquellos que hayan compartido con nosotros nuestro dolor y el de todos aquellos que fueron afectados por esta catástrofe. Nos consideramos más que bendecidos por el cielo y agradecemos a la vida por todo lo que nos regala día a día.