Hace un año en la ruta…

Hace un año que vagamos, cansa pero al mismo tiempo nos hace bien. Nos encontramos un poco nostálgicos ante esta fecha simbólica ya que hace exactamente un año, estábamos en el tren CFF en dirección de Ginebra en donde tomaríamos el avión. Desde ese entonces hemos atravesado 21 países ¡Nos parece increíble!

Una constatación nos acompaña durante toda nuestra peregrinación. La ecuación del siglo XXI, herencia de la reciente historia de nuestra modesta raza humana. Se define de la siguiente manera: Pobreza + ignorancia + contaminación + imperialismo norteamericano = desigualdad + injusticia + egoísmo

Aquí ponemos punto final a este tema, podríamos escribir un testamento.

Otra herencia del pasado es el racismo. Estamos todo el tiempo confrontados a esta dura realidad debido a la mixtura de color de nuestra pareja. Con frecuencia, Mónica es denigrada y Sylvain es visto como el extranjero que suelta dólares fácilmente. Lo sobrellevamos pero a veces la sensación de tristeza es mas fuerte que nuestra capacidad de sentir compasión por nuestros semejantes. Sobre todo cuando este tipo de comentarios viene de parte de otros viajeros supuestamente educados.

Efectivamente el viaje no es una cosa fácil. Especialmente cuando uno viaja con un presupuesto limitado y determinado. El viaje pone a prueba al trotamundos en su capacidad de amar y tolerar a los otros y a aceptar de cierto modo sus actitudes. El viaje fatiga y perturba continuamente la manera de pensar y de concebir el futuro. Los momentos de dicha son tantos como los momentos de melancolía. Es por eso que se dice que el viaje forma la juventud ¡y no solo ésta!

En resumen, nos empobrecemos financieramente en el transcurso de nuestro recorrido PERO nos enriquecemos sentimental y espiritualmente minuto tras minuto. ¡Eso nos reconforta!

¡Buen viaje! ¡Viajar gasta… los pies!