Cita en Rosario con lo mejor de Argentina: ¡Su gente!

Luciano, nuestro anfitrión en Rosario

Los miembros de Hospitality Club con los cuales pasamos agradables momentos. A la izquierda, de abajo para arriba: Kike, Lorena y Sylvain

A la derecha, de abajo para arriba: Luciano, Luis y Monica En Rosario descubrimos la hospitalidad argentina, ya que en Buenos Aires preferimos optar por un hotel con el fin de poder aprovechar plenamente de la venida de Pierre-Alain, un ex colega de Sylvain.

En Rosario conocimos sucesivamente a Luís, ingeniero civil, Luciano, ingeniero del medio ambiente, Lorena, estudiante de marketing y Juan José, artista.

Luís es un verdadero “motor”: Dinámico, unificador, jovial

. Este “Ciudadano del mundo” como a él le gusta describirse, nos proporcionó este encuentro enriquecedor. Mismo si pasamos momentos extraordinarios y particularmente cargados de emoción en Buenos Aires, aun no habíamos percibido el por qué de la mala reputación que los argentinos tienen en el extranjero, respectivamente en América latina.

He aquí nuestro punto de vista. Las diferentes experiencias vividas en Argentina, nos mostraron personas abiertas, educadas y calurosas. Sin embargo, creemos conocer la fuente de esta mala reputación. En el barco que nos llevó de Buenos Aires a Colonia en Uruguay, constatamos que algunos turistas argentinos de cierta edad, se comportaban de manera arrogante y abusiva (mismo hacia nosotros). Parece que se trata de algunos porteños (habitante de Buenos Aires). Son ese tipo de individuos que malogran la reputación de todo un pueblo y les aseguramos que estas personas son solo una minoría. Por lo tanto ¡Al diablo los prejuicios y más bien vengan a visitar masivamente este país maravilloso!

Famoso es igualmente su acento. De los lugares que visitamos les podemos asegurar que el más bonito es el de Rosario. Al mismo tiempo cantado y divertido con sus interjecciones como por ejemplo “che”. Personalmente, preferimos el agradable acento de los rosarinos.

Pero volvamos a Rosario y a nuestro primer encuentro con nuestros anfitriones. No es necesario decir que rapidito nos olvidamos del cansancio sucesivo que nos provocaron el barco y el bus. Porque en Argentina, que sea domingo o no, sales a comer a las 22h00 y luego te vas a la disco como a la 1 de la madrugada, y mismo si tienes que trabajar al día siguiente. Los argentinos son unos nocherniegos y aquello no nos disgustó ¡hacia mucho tiempo que no íbamos a bailar!

Como consecuencia de la caída del peso argentino, los precios son irrisorios. Imagínense, comprar un cubalibre en una discoteca, ahora es posible. Además aquí no se siente la agresividad que reina actualmente en Europa en los lugares nocturnos. En esta discoteca de Rosario había una ligera seguridad y gente que viene aquí solamente para divertirse en un ambiente como el que existía en Suiza a fines del 80 y principios del 90.

Al día siguiente, Luciano, quien nos brindó amablemente hospedaje, nos hizo visitar algunos puntos de interés de Rosario: La plaza “Che Guevara”, el Monumento a la Bandera y las orillas del río Paraná. Conversamos sobre economía, política, cultura en general, la gente y hasta de música. Este joven rosarino de 23 años lleno de vitalidad y de proyectos para el futuro, termina sus estudios de ingeniería ambiental y al mismo tiempo es empresario. Luciano forma parte de aquellas personas que como consecuencia de la caída del peso, tratan de implantar una nueva economía industrial argentina.

En la noche, volvimos a salir con el grupo HC. Kike se reunió junto con nosotros mientras que Juan José no pudo venir.