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Puesta del sol en el desierto

Paseo en camello en el desierto durante la puesta del sol. Momento mágico: a un lado la bola de fuego, al otro la ciudad del Cairo y al centro las pirámides de Giza. Todo aquello completado por un viento caliente venido del norte. Nos llenamos de energía! Besitos más tarde» (dicho por el guía parece que el hombre no debe expresar su amor en público. Asimismo la mujer debe sentarse atrás del hombre sobre el camello como signo de sumisión.»

Bienvenidos a Egipto -“Egyptian hospitality”

Aquí estamos pues, en nuestra primera destinación: El Cairo. El encuentro con el prójimo fue más parecido a un balde de agua helada, que buenas relaciones humanas. Nos preguntamos ¿Es un prototipo de cultura? ¿Por qué ese maltrato hacia la mujer? ¿Es simplemente una manera de ser de los habitantes de una gran cuidad? Les dejamos sondear estas preguntas.

Nosotros solamente guardaremos como recuerdo inolvidable, la magia del momento en el que llegamos al desierto (los Elementos), la arena dorada, un sol de plomo. Montados a caballo, observamos al horizonte las pirámides de “Giza”, de las cuales las puntas sobresalían por encima de las dunas de arena, para luego volverse más y más grandes hasta hacerse realidad. Incluso Sylvain se aventuró a subir a la cumbre de una de las pirámides. El esplendor de la civilización de los faraones en las zonas arqueológicas de “Giza”, “Saqqarah” y “Menfis”, así como el museo egipcio y sus momias y el busto de Tutankamón, nos hicieron rápidamente olvidar la hosquedad con la cual sus habitantes actuales tratan al visitante.

“¡Egyptian hospitality!” las únicas personas que nos ofrecieron un té, eran enganchadores de clientes y mismo hacedores de dinero fácil de los turistas que no vacilan en estafar. Desgraciadamente, los pobres cayeron sobre los únicos “turistas” que no compran recuerditos. Lo que nos entristecía profundamente era cuando les explicábamos que nuestro objetivo era ir al encuentro del prójimo o simplemente un intercambio cultural, nos cortaban la palabra y nos ponían de patitas pa’ la calle 🙂 ¡YES Egipto!

Sawawi, un vendedor de arte en pergamino y organizador de excursiones turísticas, salvó el honor estafándonos un poco menos. Nos prestó un libro de Egipto sin cobrarnos ni un sol y por la duración de nuestra estadía, además nos regaló una hoja de papiro espontáneamente a cada uno. Esto, sin contar las numerosas tazas de té tomadas en su tienda. Mencionamos sus datos en la rubrica “Agradecimientos”. Paseo en caballo alrededor de las pirámides. ¡Buen medio para evitar la afluencia de turistas!