Turísticamente hablando, no llegamos en la buena temporada para visitar “La Ciudad blanca”. Más blanco que la ciudad, fue su cielo. Los rayos del sol hicieron algunas raras apariciones, razón por la cual renunciamos a la visita del “Cañón del Colca” puesto que la visibilidad era débil, además de la escasa presencia de los cóndores en ese tiempo. Mejor dicho, es como querer esquiar durante el verano.
Paseamos en el centro histórico en donde la mayoría de las casas son de estilo colonial fabricadas a base de Sillar (piedra proveniente de magma o lava). Visitamos el Convento de Santa Catalina, una pequeña ciudadela dentro de la ciudad de Arequipa, abierta al público sólo en 1970, en la cual las monjas viven desde hace 430 años de una manera completamente aislada del resto del mundo. Entre arcos y bóvedas, el visitante se pierde en los claustros y en las habitaciones abigarradas, con muros anchos, pintados con matices que realzan la textura de la piedra. Aquí el arte religioso está generosamente representado en forma de esculturas y lienzos.
Otra gran atracción de la ciudad, es el museo que alberga la momia “Juanita” una joven virgen ofrecida en sacrificio para los dioses, antigua de más de 500 años. La momia fue encontrada en perfecto estado de conservación en los glaciales de la Montana “Ampato”. Conocer y comprender las culturas prehispánicas es algo muy interesante. Cada elemento de la ofrenda tiene un significado específico. Desde la edad de la joven hasta los colores de su vestuario y las joyas que porta.
Ciudadela dentro de la ciudad, en el interior del Convento de Santa Catalina
Sylvain, Walter, Gladys y Chi
Vista desde el Morro de Arica sobre la ciudad y sus playas de surfing
Monumento a los Héroes Grau y Bolognesi, caídos durante la Guerra del Pacifico de 1880
Cristian y su mamá en Tacna
Iglesia en una de las islas y sus niños jugando
De izquierda a derecha: Sylvain, Luke, Chichi, Ellen, Jake, Jessie, Cristina y Todd, delante de nuestro improvisado y sencillo “Árbol de Navidad” (¡un cactus… más que original!)
Agua de un azul vibrante, colinas armoniosas, agricultura ancestral; la Isla del sol es un refugio de paz
La puerta del sol